¡¡¡B!eNvEn!d@S a M! kR!z-iZ!!!

Saludos desde mi cabeza!!!

Heme aquí, tratando de crear un blog para cubrir los requisitos de una materia y la verdad es que no sé qué poner.

Sólo les puedo decir a los que por alguna extraña razón lleguen desde su navegador de internet por aquí, que: se aceptan sugerencias!!!

Por el momento, siéntanse bienvenidos a mi caos mental, mi demencia senil y constantes kriz-iz existenciales, jeje.

martes, 14 de abril de 2009

El color de vacaciones...

Sudas como nunca antes en tu vida. Miras a tú alrededor y parece que todo se detuvo: el tránsito, el viento…tu respiración. El calor es tan apremiante que no paran los gritos de los niños desesperados, fatigados, fusionados en los brazos incandescentes de sus padres que viajan a tu lado.

Sí, el camino a casa es más que aterrador y piensas que si no puedes resistir un minuto más en esa situación, menos lo podrás hacer las próximas 6 horas sin antes sufrir un golpe de calor. Cuando piensas en hervir agua y la temperatura es de 40°C ¡no es nada! Cuarenta grados en temperatura ambiente, es lo que te aniquila.

Estás sentada en la parte trasera de una camioneta cuyas ventanas se han descompuesto irremediablemente y el aire acondicionado está igual de caliente que afuera, y lo peor, está impregnado de un irritante olor a gasolina que, a estas alturas, ya te tiene más que mareada.

¿Cómo fue que llegaste a la carretera de Posa Rica, Veracruz en tan congestionado día? Ah, sí, ya lo recuerdas. En las vacaciones a tu querido padre le encanta ir a Tecolutla y esta vez no fue la excepción.

Abren la puerta, reaccionas casi por instinto y sales despavorida de ese sauna. Lo primero que ves es un puesto que dice: “Cocos fríos”, pero de fríos no tienen nada. Sin embargo, a unos cuantos pasos encuentras consuelo en una hielera con aguas y refrescos.

El hielo también se ha derretido, pero al menos los conserva frescos. Tomas el agua más grande que encuentras y la bebes, luego pagas y te obligan a entrar de nuevo, parece que el tránsito se mueve.

Vienen carros en contra flujo y todos los automovilistas, parados, les preguntan lo que ocurre. Te enteras de que hubo un choque en el que al parecer se volcó un tráiler y tardarán no menos de 4 horas para liberar la carretera.

Cuatro horas, más seis planeadas… ¡es un martirio! Tú frustración llega a límites insospechados hasta que tu padre decide regresar como los demás conductores y te calmas, pero sigue el calor que cada segundo te dificulta el respirar.

Llegas. Tienes unas conocidas sensaciones de malestar en el estómago, sí, quieres vomitar. Tu sentir es incrementado cuando miras la botella de agua que bebiste y te das cuenta de que está cubierta con una tapa rosca de Coca Cola y seguramente tomaste agua más insalubre de la que accidentalmente ingeriste en el mar.

Te calmas, entras al restaurante, te pones junto al ventilador y esperas tu bebida. Después de media hora, empiezas a sentirte mejor. Ahora han pasado 4 horas, son las 8 de la noche y vas de regreso a la carretera. El sudor sigue brotando de tu cuerpo: salado, pegajoso, asqueroso, parece nunca acabarse.

Mismo camino y mismo tráfico. Parece que en las cuatro horas que estuviste ausente nada cambió. Todo sigue parado: el viento, el ruido, los autos, el tiempo. Pero es más soportable, por fin se ha alejado el sol, y la luna, si bien intimida, no apremia con calor.

De pronto, un automovilista grita: “¡Aliviánense porque va a empezar a circular!”, y como por arte de magia toda la fila de autos comienza a avanzar. Mientras tanto, la ligera y refrescante brisa te arrulla, te pierde.

Si las horas pasaron, no te diste cuenta, te dormiste. Abres los ojos, pero no reconoces tú casa aún, te esfuerzas por mantenerte despierta y ayudar al manejo del camino. Miras en el tablero el reloj y son las 6 de la mañana, te das cuenta de que definitivamente no podrás llegar a clases.

Al final estás en casa. Entre maletas, malestar, cansancio y un sol totalmente distinto asomándose entre las nubes, te esparces en el sillón, dormir es lo único que ocupa tu mente. Después... estás segura de que habrá muchas cosas en qué ocuparla, pero eso, como sabes, será más tarde.

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